Generación del 98
domingo, 20 de mayo de 2012
Antonio Machado. Temas (IV). España
Durante muchos años se insistió tanto sobre el tema de España que llegó a creerse que era el tema fundamental de Antonio Machado. Es evidente que las preocupaciones éticas en Machado son de primer orden pero conviene situar este tema en su justa medida. Sin duda en la época del poeta fue más importante que con posteridad, incluso para el propio autor que seguía alimentando la esperanza de que el pueblo tomara conciencia del asunto. La "filantropía" de Machado es bien conocida de todos, el prójimo es una de sus preocupaciones iniciales "el secreto de la filantropía". Su ideal es un humanismo laico, que le hace inclinarse hacia los demás hombres. Por eso en sus obras aparecen seres humanos por doquier y de ellos el poeta describe su mirada ("bajo las cejas grises, dos ojos de hombre astuto") y su humanidad profunda. Pero la crítica no deja de ser profunda cuando se habla de lo que la generación de 98 llamó cainismo. Poemas fundamentales de este aspecto: "Por tierras de España", "El Dios íbero".
Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.
Le interesa ante todo el hombre del pueblo ("labriegos con talante de señores, / pastores del color de los caminos"). En "Un loco" y "Un criminal" la abstracción hombre se concreta y explicita.
Junto al hombre abstracto o concreto que hemos visto que son lo que llama buenas gentes aparece la burguesía inútil, hipócrita. Poemas de interés: "Desde mi rincón", "Poema de un día", "Meditaciones rurales". Las figuras negativas que se describen en ellos pueden ser tanto de Castilla como de Andalucía. Paradigma de todo esto es el inolvidable poema titulado "Llanto de las virtudes y coplas por la muerte de Don Guido". Esta elegía burlesca se compagina perfectamente con la frivolidad escandalosa del personaje.
¡Oh el fin de una aristocracia!
La barba canosa y lacia
sobre el pecho;
metido en tosco sayal,
las yertas manos en cruz,
¡tan formal!
el caballero andaluz.
Colofón del tema de España podrían ser los dos poemas siguientes: "Del pasado efímero" y "El mañana efímero".
Este hombre no es de ayer ni es de mañana,
sino de nunca; de la cepa hispana
no es el fruto maduro ni podrido,
es una fruta vana
de aquella España que pasó y no ha sido,
ésa que hoy tiene la cabeza cana. ("Del pasado efímero")
Machado siempre esperó que todo esto cambiara por eso seguramente terminó (caso único entre los autores del 98 como decisión vital y final) del lado del pueblo , del lado de la república que parecía defender el progreso, la igualdad y estar dispuesta a desterrar todo lo que como poeta denunció de modo tan contundente. Podemos decir que el tema de España no se reduce a la denuncia social, va más allá, intenta hacer reflexionar a la sociedad, que mirar la realidad que se esconde detrás de las apariencias a fin de que no existan dos Españas sino una sola la que sea capaz de redimirse por el trabajo y la inteligencia.
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
Antonio Machado. Temas (III). La muerte
El tema de la muerte es consecuencia lógica de sus elucubraciones sobre el tiempo puesto que una es hija del otro. El tiempo es el que se encarga de conducirnos a la muerte, el gran enterrador de la humanidad. El tiempo no señala inexorablemente como seres abocados a la muerte: un ser para la muerte decían los existencialistas. La muerte está omnipresente, se le puede ver por doquier, en la destrucción, en la guerra, en la enfermedad, en el crimen. Su actitud ante la muerte no es igual a alo largo de la poesía de Machado. En Soledades... aparece como angustia personal (melancolía frente al paisaje) y llega a rebeldía con rasgos patéticos ante la muerte de su esposa en Campos de Castilla:
Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.
Los símbolos que en Antonio Machado se relación con es la muerte son muy numerosos: el mar, el ocaso, el otoño, la sombra, la luna.
El mar como en Manrique simboliza la inmensidad de la muerte:
Morir ¿Caer como gota
de mar en el mar inmenso?
¿O ser lo que nunca he sido:
uno, sin sombra y sin sueño,
un solitario que avanza
sin camino y sin espejo?(Proverbios y cantares)
Sin duda la muerte ha angustiado a Machado durante años al no, por lo que parece, haber encontrado respuesta a sus desesperadas preguntas. Con el paso del tiempo irá recuperando ese sentido de esperanza que recupera tras la muerte de Leonor. Pero quizá no sea mas que una anhelo fugar que no apaga su sed de saber. ¿Después de la muerte no hay nada? Tal parece ser finalmente la pregunta sin respuesta o mejor la temida respuesta se corresponde con la pregunta. Se trata como en otros casos de una angustia existencial ante la evidencia de la nada, ante la presencia inicial y final de la muerte ineludible.
Es una tarde cenicienta y mustia,
destartalada como el alma mía,
y esta vieja angustia
que habita mi usual hipocondría.
La causa de esta angustia no consigo
ni vágamente recordar siquiera;
pero recuerdo y, recordando, digo:
sí, yo era niño y tú mi compañera.
De modo definitivo la muerte aparece de la mano de Manrique de nuevo pero con un propósito distinto a que albergaba el poeta medieval. El poema: "Muerte de Abel Martín" en De un cancionero apócrifo; la escena: lecho de muerte de Abel Martín y visita postrera de la muerte; conversación entre la muerte y Abel Martín. Fin: "Quiso la muerte / sonreír a Martín y no sabía".
Antonio Machado. Temas (II). El amor
En el tema del amor puede hablarse de una evolución, de un cambio de perspectiva que se acompasa con la peripecia vital del autor y que deriva de ella. Con ser un tema clave en Machado no aparece de modo evidente en sus primeros versos. Puede decirse que al principio se insinua más bien un vago deseo de amar, como expresión de la necesidad de amar, pero tendiendo hacia un amor más o menos inalcanzable. No se refiere a una mujer concreta y lo que predomina en ellos, hablamos naturalmente de Soledades... es el sentimiento de desengaño o el olvido. Luego con la llegada de Leonor aparece la pasión amorosa, tan rápidamente desaparecida y posteriormente el amor tardío de Guiomar. Todo esto como referencias de su vida personal pero el concepto del amor en Machado tiene más amplios horizonte que el suyo personal.
No hay en su obra cantos al amor presente y concreto sino que va por derroteros del ideal amoroso. se trata de amores remotos, amores perdidos, imposibles de alcanzar.
En cuanto al amor referido a Leonor en Campos de Castilla se halla siempre unido al tema de la muerte, del sueño y del recuerdo. Así las modulaciones que encontramos en Campos de Castilla vas desde el dolor por el amor perdido hasta la posibilidad de verse redimido, salvado, resucitado por el amor. Pero casi todo se trasciende desde el recuerdo. Se trata en verdad de un amor elegíaco, es decir, solamente surge en ausencia de la amada ya muerta.
¿No ves, Leonor, los álamos del río
con lo ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos. ("Allá en las tierras altas")
Podría decirse que el amor vivido del poeta termina en la tragedia, en contradicción. "Poned atención: / un corazón solitario / no es un corazón" (Nuevas canciones). ¿No será el amor una creación de nuestra imaginación, de nuestra fantasía? Sólo el amante es capaz de crear a su propia amada. Estamos ya en la época de Guiomar en otro concepto amoroso de Machado.
Todo amor es fantasía;
él inventa el año, el día,
la hora y su mediodía;
inventa el amante y, más,
la amada. No prueba nada,
contra el amor, que la amada
no haya existido jamás. (De un cancionero apócrifo)
Antonio Machado. Temas (I). El tiempo
Antonio Machado por boca de Juan de Mairena habló de si mismo como del "poeta en el tiempo". La sensación del paso del tiempo aparece ya en el primer poema "El viajero" de su primer libro que termina con estos significativos versos: "En la tristeza del hogar golpea / el tictac del reloj. Todos callamos." Se trata de una ansiedad, de una inquietud que se aproxima al pensamiento existencialista (para los existencialista el hombre es: "ser-en-el-tiempo" - Heidegger) De ahí procede ese deseo cien veces expresado de pretender perpetuarse a través del poema, y de que el poema eternice el tiempo.
La poesía para Machado es un arte temporal (toda la literatura lo es). "La poesía, dirá, es el diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo" (Juan de Mairena).
"Sostenía Mairena que la poesía era un arte temporal - lo que ya habían dicho muchos antes que él - y que la temporalidad propia de la lírica sólo podía encontrarse en sus versos plenamente expresada. Esta jactancia, un tanto provinciana, es propia del novato que llega al mundo de las letras dispuesto a escribir por todos... - no para todos - y, en último término contra todos. [...] El poema que no tenga muy marcado el acento temporal está más cerca de la lógica que de la lírica. Todos los elementos de que se vale el poeta: cantidad, medida, acentuaciones, pausas, rimas, las imágenes mismas, por su enunciación en serie, son elementos temporales... Pero una intensa y profunda impresión del tiempo sólo nos la dan muy contados poetas? En España, por ejemplo, la encontramos en don Jorge Manrique, en el Romancero, en Bécquer, rara vez en nuestros poetas del siglo de oro" (Juan de Mairena).
¿Pero donde se expresa poéticamente esta sensación tan profunda del paso del tiempo?
Antonio Machado. Obras.
1903 Soledades
1907 Soledades, Galerías y otros poemas
1912 Campos de Castilla
1924 Nuevas canciones
1926 De un cancionero apócrifo
1928 Poesías completas (primera edición)
1933 Poesías completas (segunda edición). Con cada nueva edición Machado añade nuevos poemas
1936 Poesías completas (tercera edición; incorpora las composiciones amorosos dedicados a Guiomar)
1936-39 Poesías de la guerra
1939 Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo
Antonio Machado. Estilo.
Empleó con mucha frecuencia la rima asonante, las formas de la lírica popular - romances, coplas y cantares - y de la culta, el soneto, la silva,...
Su poesía es el resultado de la conjunción de una extremada sobriedad y sencillez formal con la emoción sincera y humana. "Desdeñoso de complacencias fáciles y de vanidades de los sentidos" (según Pedro Salinas), elimina toda retórica excesiva, metáforas brillantes, vocabulario rebuscado, elementos decorativos y virtuosismos técnicos, quedando reducido al más puro y auténtico lirismo.
El mundo poético de Machado fue siempre coherente y unitario según lo arriba indicado, pero se puede observar una evolución que, manteniendo esa línea fundamental, comienza con una poesía modernista, dentro de un tono intimista muy sobrio y personal, para abrirse después a las preocupaciones propias del 98: España, los demás, el nuevo sentimiento ante el paisaje,... Su trayectoria termina en una poesía de contenido ideológico - filosófico, de carácter sentencioso y epigramático (composiciones breves, concisas y agudas, que expresan un pensamiento festivo, irónico o satírico).
Antonio Machado
Poeta y prosista español, perteneciente al movimiento literario conocido como generación del 98. Probablemente sea el poeta de su época que más se lee todavía. Vida Nació en Sevilla y vivió luego en Madrid, donde estudió. En 1893 publicó sus primeros escritos en prosa, mientras que sus primeros poemas aparecieron en 1901. Viajó a París en 1899, ciudad que volvió a visitar en 1902, año en el que conoció a Rubén Darío, del que será gran amigo durante toda su vida. En Madrid, por esas mismas fechas conoció a Unamuno, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez y otros destacados escritores con los que mantuvo una estrecha amistad. Fue catedrático de Francés, y se casó con Leonor Izquierdo, que morirá en 1912. En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia Española de la lengua. Durante los años veinte y treinta escribió teatro en compañía de su hermano, también poeta, Manuel, estrenando varias obras entre las que destacan La Lola se va a los puertos, de 1929, y La duquesa de Benamejí, de 1931. Cuando estalló la Guerra Civil española estaba en Madrid. Posteriormente se trasladó a Valencia, y Barcelona, y en enero de 1939 se exilió al pueblo francés de Colliure, donde murió en febrero.
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